jueves, 9 de mayo de 2013

"EL ARMARIO DE LOS SUEÑOS"




Érase una vez tres hermanas, Natalia, María y Rosa, las habían invitado los tres chicos mas guapos de la escuela .




Cuando iban al armario a escoger la ropa que se iban a poner, Rosa se encontró un botón rojo en la esquina del armario que debajo ponía “EL ARMARIO DE LOS SUEÑOS”. María, la más atrevida, le dió y una luz brillante junto a un tornado las absorvió, hasta que se encontraron en un bosque húmedo, con poca luz y árboles secos.



Divisaron un camino hecho de arena y piedrecitas muy pequeñitas. Lo siguieron hasta un punto donde Natalia vió una casa vieja y pequeña. María y Rosa querían entrar a investigar pero Natalia le daba miedo. La obligaron a entrar a la casa y cuando entraron se encontraron una sala con espíritus y una carta que decía: “los espíritus se pueden matar bailando porque no les gusta la música” de no hacerlo se convertirían en espíritus. 




María cogió su móvil, puso una canción  y se pusieron a bailar, ¡eso parecía una discoteca!. Cuando los derrotaron y salieron de la casa de los espíritus se encontraban en un pueblecito donde la gente estaba muy nerviosa. Rosa le peguntó a una anciana que por qué estaban tan nerviosos los habitantes de ese pueblo. 



Ella le contestó que un malvado mago fabricó una poción de “invisibilidad en momentos” y la hechó en las paredes del castillo para que solo se viera en algunos momentos y cada vez en distintos lugares.

La princesa de aquel reino se quedó encerrada en el castillo y las personas más atrevidas que entraran y sacaran a la princesa serían recompensadas con 100.000 monedas de oro. Las niñas pensaron en buscar el castillo e intentar no perderse en aquel bosque tan grade. Antes de que la anciana le diera la buena suerte a las tres hermanas, le dió a María un mapa con las zonas donde los habitantes  habían visto el castillo pero no pudieron entrar. 



Todos se despidieron. Las niñas fueron al centro del bosque. Rosa pensaba que si se esperaban allí saldría en cualquier momento. Y así fué. Entraron y se encontraron a la princesa en una urna gigante  y un mago encima de una nube, que  tenían que derrotar soplando a la nube. Pero lo difícil era que el mago se echó la poción de “Invisibilidad por momentos”. Después de un rato persiguiéndolo Natalia lo derrotó y la urna se abrió con la princesa dentro. 



C
uando salió la princesa le dió sus recompensas. Salieron del castillo y se encontraron en un río con cuatro hombres plantando árboles. Las niñas  preguntaron a los hombres, que si les ayudaban a plantar árboles y ellos le dijeron que no, que fueran por un camino de al lado del río a ver si veían al “Muscampo”.


Las tres hermanas no sabían que era el “Muscampo” pero hicieron lo que les dijeron.  Siguieron el camino, querían cruzar un puente colgante para pasar al otro lado. Cuando estaban cruzándolo una especie de musgo gigante miraba fijamente a las tres hermanas. 



El musgo le dijo que si no encontraban una caseta con herramientas para plantar árboles con aquellos hombres, el monstruo se las comerían. Las niñas fueron corriendo hacia los hombres y María les preguntó que tenían que hacer para irse de allí. Uno de los hombres le contestó que era muy difícil, pero que se lo diría. Había que convencer a cuatro hombres, mujeres, niños o niñas para que plantaran árboles con ellos y una casa gigante aparecería en sus caras para que entraran y se fueran. Lo más difícil era encontrar cuatro personas en aquel bosque. Pero las tres hermanas no se rendían.

Era de noche y todavía no encontraban personas. Rosa le encantaba mirar las estrellas, y mientras las veía vió una luz y humo procedente del suelo. Cuando Rosa se lo contó a las dos hermanas, fueron corriendo en busca de esa luz y ese humo hasta que encontraron una gran familia sentada alrededor de la lumbre.



Eran pobres y querían trabajar. Natalia le preguntó que si querían trabajar plantando árboles pero a cambio de nada. La madre les dijo que los árboles no servían para nada. Las tres hermanas les explicaron que sin los árboles y sin las plantas no podríamos respirar y que son muy importantes. La gran familia estaban conmovidos por lo que le habían dicho las tres hermanas y se pusieron a trabajar plantando árboles. Después de esa charla, apareció una casa gigantesca que solo tenía una puerta.




Las hermanas entraron por esa puerta y aparecieron en una playa, donde un camarero las invitó a un refresco. Después le dió una bolsa de chuches a María. Cuando se bebieron el refresco, se metieron en el agua y ocurrió algo impresionante, ¡se habían convertido en sirenas!



Natalia con una cola de sirena roja y brillante. Rosa con una cola morada y brillante. María con una cola rosa y brillante. Cuando fueron a dar un paseo un cangrejo gigante raptó a María. El cangrejo no sabía que María iba echando chuches para que las hermanas la siguieran. Costó un rato que las hermanas se dieran cuenta que María iba echando chuches en el suelo. Cuando las dos hermanas llegaron hasta donde estaba raptada, María estaba metida en una cárcel de coral.



Solo la podían salvar si encontraban dos tortugas marinas para que se las quedara el cangrejo, pero en esas aguas no habían tortugas, así que a Rosa se le ocurrió la idea de hacer las tortugas con piedras y algas. Cuando lo hicieron y se lo dieron al cangrejo liberaron a María y salieron del agua. Cuando salieron del agua, ¡ya no eran sirenas!.

Se abrió una puerta y cuando entraron se encontraban en un jardín enorme con gnomos parlantes. 



Un gnomo se acercaba a ellas, mientras las tres niñas lo miraban desconcertadas. El gnomo decía que se llamaba “Kis” y les concedía tres deseos  a las tres hermanas, un deseo para cada niña. La primera fué Rosa, que pidió  cambiarse el cuerpo con su hermana María. María, enfadada, pidió que su hermana Rosa le pidiera perdón y como  no se disculpara Natalia no podría pedir su deseo, ni que se fueran ninguna de ellas de ese lugar. Rosa, cómo no iba a pedir perdón, María se fué ella sola por un lado y Rosa, por el otro lado. Natalia no sabía que hacer porque no podía pedir un deseo, ni que ellas se pudieran ir de allí, así que fué con Rosa para que le pidiera perdón a María. Después de mucho rato, la convenció, y fueron a buscarla para pedirle perdón. Habían buscado por todas partes, menos por detrás de la casa. Cuando miraron y se la encontraron, Rosa, le pidió perdón a María y fueron con “Kis”. ¡Ya le podía pedir un deseo Natalia al gnomo!.



Ella pidió que esos deseos no hubiesen existido y que apareciera una puerta gigante para ir a otro sitio. Y su deseo se cumplió y apareció una puerta.

Cuando entraron, se encontraban en la puerta de un árbol gigante y hueco. 



Se encontraron dos caminos y tenían que elegir uno de los dos. Estaba el camino de la derecha y el de la izquierda y eligeron el de la derecha. Allí dentro había un búho en una rama que decía que le iba a contestar a una pregunta porque era muy sabio. 



Les dejó cinco minutos para que pensaran la pregunta. Cuando ya la sabían se la dijeron al búho: ¿cuantas puertas faltan hasta llegar a nuestra casa? y él les dijo: “Tres puertas más”. Ya le quedaban dos, porque había salido una puerta ahí mismo.

Cuando entraron por la puerta se encontraban en una playa de Málaga y un hombre muy gracioso les dijo que les prestaba unas bicicletas. Estuvieron paseando por la playa hasta que el hombre se las quitó y terminaron el paseo andando . María se encontró un juego, consistía en decirle una pregunta a un mago  y lo que te respondiera se cumpliría. Ellas le echaron una moneda y preguntaron que si tendrían buena suerte hasta llegar a su casa. 



El mago, después de pensar, les dijo que no tendrían buena suerte y solo Natalia podría escapar de allí. Salió una puerta, pero cuando Rosa y María intentaban entrar por esa gran puerta no podían, excepto Natalia. Natalia le preguntó al mago que como podría quitarle la maldición a sus hermanas y el mago le contestó que trajeran a una niña pequeña y se pasaría la maldición a aquella niñita. Rosa y María les parecían bien pero a Natalia no. Cuando Natalia se puso de acuerdo con sus hermanas (costó mucho) llevaron a una niña vagabunda y le pasaron la maldición.



La puerta se abrió y comprobaron que Natalia, Rosa y María podían entrar por la última puerta. Cuando entraron se encontraban en un laberinto. En un cartel decía que cada una de ellas elegirían un camino que contenía una prueba y si querían volver e irse de allí tendrían que superar la prueba. Cada una de ellas eligió un camino.


La primera en encontrar la prueba fué Rosa, que era muy presumida, vió dos espejos uno tal como estaba y el otro salía muy fea. Salió un hadita que le dijo que si elegía el espejo donde estaba como siempre no pasaría la prueba y no volvería a ver su casa y a sus hermanas; pero si elegía el espejo que salía muy fea volvería a su mundo pero se quedaría así de fea.  



Pensó durante un tiempo y al final eligió el espejo donde salía muy fea. Entró en el espejo y el hada le dijo que esperara a las otras hermanas.

La segunda en encontrarse con la prueba fué María, que era muy supersticiosa y tenía que elegir entre tener buena suerte o no tenerla. Tener buena suerte sería quedarse en el laberinto y no tener buena suerte sería volver a su casa y con sus hermanas. Al final eligió no tener suerte. Ella también tenía que esperar junto a su hermana que esperaba a Natalia.



Ahora le tocaba a Natalia, que era una buena estudiante y tenía que elegir entre un examen con la nota “cero” que era volver con sus hermanas o sacar un “diez” y no volver nunca. 



Le costó mucho elegir el examen con la nota “cero”; pero lo consiguió.  Y el hada dijo:
-Habéis superado la prueba.
Y con su varita las puso como antes. Las tres hermanas se alegraron y en ese mismo momento salió una puerta gigante. Las tres hermanas se despidieron del hada y entusiasmadas salieron de allí.



Las tres hermanas estaban en aquella habitación cuando estaban todas con su peor sueño en sus caras. Se encontraban en sus cuartos y cuando vieron la hora, era la misma hora que cuando empezaron la aventura del “ARMARIO DE LOS SUEÑOS”